Lunas de miel personalizadas: ¿tranquilas o de aventura?
La organización de una boda no se centra únicamente en la ceremonia, los trajes y vestidos, el restaurante y los invitados. Hay un elemento que es casi tan importante como estos anteriores y cuya planificación no puede fallar: la luna de miel. El viaje de novios es toda una tradición de entrada al matrimonio, unas vacaciones que dejan lugar a la pareja para descansar tras los frenéticos meses de preparación de la boda. O también para aprovechar y atreverse a disfrutar con nuevas emociones y experiencias que no pueden vivirse en el día a día.
Como no todas las parejas son iguales, habrá quien opte por una luna de miel relajada en playas paradisíacas alejadas del mundanal ruido, quien prefiera conocer nuevos países y ciudades haciendo turismo, pero también habrá quien desee descargar adrenalina y darse a la aventura con viajes exóticos y actividades fuera de lo normal. En función de la personalidad de los novios, de su estilo de vida, sus destinos favoritos y de las perspectivas que tengan respecto a lo que esperan vivir con su pareja en ese viaje, dependerá la elección. En lo que seguro que todos coinciden es en las ganas de desconectar y de disfrutar al máximo de su acompañante.
Las lunas de miel de sol, playa y relax son las más populares. Los destinos suelen ser lugares tranquilos y cálidos, con playas idílicas, no demasiado frecuentadas y alojamientos en hoteles o resorts con todas las comodidades, preparados para que sus huéspedes solo se preocupen de relajarse, descansar y divertirse. Además de poder tumbarse en la arena de la playa y darse largos baños, los novios también suelen aprovechar este tipo de viajes para realizar actividades como salidas en barco, submarinismo, excursiones… Como las bodas se celebran en cualquier época del año, no es de extrañar que los destinos más solicitados para este tipo de lunas de miel sean países caribeños o zonas donde el buen tiempo esté asegurado en prácticamente la totalidad del año.
Otro tipo de lunas de miel tranquilas, donde poder descansar a la vez que se abre y enriquece la mente, son las de turismo a ciudades o grandes capitales en las que visitar museos, ir al teatro, pasear y ver monumentos, admirar su arquitectura y descubrir su estilo de vida. Grandes urbes europeas como París, Praga o Venecia son enclaves perfectos para viajar en pareja. También Nueva York está ganando mucha popularidad en los últimos años, la llamada capital del mundo, de los teatros y de los musicales.
Sin embargo, como se ha comentado anteriormente, puede suceder que los novios lo que busquen no sea el pasar unos días tranquilos tomando el sol o paseando, sino que lo que persigan sea desconectar de sus rutinas experimentando emociones nuevas y vibrantes. Realizar deportes de riesgo, excursiones fuera de lo común, safaris, son solo algunas de las posibilidades existentes para los amantes de la aventura y de la acción. Hay quien para renovar energías y reforzar la relación del nuevo matrimonio prefiere vivir este tipo de experiencias, únicas en la vida y que se pueden llevar a cabo aprovechando un viaje de luna de miel.
También (y es una opción que, si se programa bien, puede ser muy acertada), es posible combinar relax y aventura en la luna de miel, dando tiempo tanto al descanso como a la acción.
En definitiva, los destinos pueden ser de todo tipo y las expectativas respecto a ellos también. No se puede decir que un tipo de luna de miel sea mejor o peor, todo dependerá de los novios y de sus gustos personales. Lo que para una pareja será la opción perfecta, para otra quizás no resulte así, por lo que lo más importante es elegir el viaje que mejor se ajuste a ambos. Las lunas de miel personalizadas son posibles si se cuenta con un buen asesoramiento profesional que garantice que esta sea una experiencia inolvidable para los dos.